A todos los alumnos de Luz Maryssa
Hernández Cabrera de Alfaro
Es para mí un placer compartir con ustedes esta reflexión a la que he sido invitado por Luz Maryssa.
Me detengo frente a mi computadora pensando en algunas frases que sirvan de inspiración para ustedes, futuros psicólogos y me siento honrado de poder hacerlo…
Mi formación está fuertemente marcada por la experiencia en la calle, en el sentido del trabajo de campo y en el sentido literal y esta experiencia me va marcando cada vez más claramente la senda de los que como yo trabajamos por el bienestar de nuestros semejantes.
Si bien mi formación no es en psicología me permito pensar en voz alta el por qué y sobre todo el para qué de todos los que estamos conectados con la labor terapéutica. Y este por qué radica principalmente en sentir que tengo el poder en el alma mía –no la omnipotencia, sino la posibilidad – de aliviar el sufrimiento desde el lenguaje, desde este lenguaje que genera realidades. Y el para qué fundamental, en brindarle acceso al sufriente de una visión que pueda articularse con su presente. Y es aquí donde entiendo entra la filosofía en nuestra ayuda. La filosofía, madre de todas las ciencias, es la que nos brinda a través de nuestra capacidad de asombro y curiosidad, el método desde el lado de la razón, la retórica o la lógica de caminos también que nos ayudan a diseñar una visión.
Dicen los entendidos que la psicología abrió un campo desconocido entre la medicina y la filosofía, es por ello que me no me pareció extraño ni casual esta relación entre psicología y filosofía. Hasta me atrevo a ser un poco más audaz y permitirme emparentarlas como hermanas en nuestro acerbo cultural.
Volviendo a mi experiencia en el trabajo de campo, en poblaciones altamente vulnerables y marginales es sorprendentemente grato vivenciar los cambios de 180 grados que puedo testimoniar en la vida de aquellos que pueden receptar nuestra voluntad, saber y corazón.
Como la combinación de Apolo y Dionisio: Apolo aportando la técnica y Dionisio aportando el placer, la pasión en los que tenemos como meta hacer de este mundo un poco mejor. Lo escribo y siento que suena ambicioso, y sí, digo que es ambicioso y soy ambicioso en este objetivo: y aún sabiendo que mi meta es casi una utopía, estoy seguro que si sumamos voluntades, cual gotas de mar, como dijo la Madre Teresa de Calcuta, con cada una de ellas formaremos un mar.
Nuevamente gracias
Marcos Liberatore
http://marcosliberatore.blogspot.com/
Es para mí un placer compartir con ustedes esta reflexión a la que he sido invitado por Luz Maryssa.
Me detengo frente a mi computadora pensando en algunas frases que sirvan de inspiración para ustedes, futuros psicólogos y me siento honrado de poder hacerlo…
Mi formación está fuertemente marcada por la experiencia en la calle, en el sentido del trabajo de campo y en el sentido literal y esta experiencia me va marcando cada vez más claramente la senda de los que como yo trabajamos por el bienestar de nuestros semejantes.
Si bien mi formación no es en psicología me permito pensar en voz alta el por qué y sobre todo el para qué de todos los que estamos conectados con la labor terapéutica. Y este por qué radica principalmente en sentir que tengo el poder en el alma mía –no la omnipotencia, sino la posibilidad – de aliviar el sufrimiento desde el lenguaje, desde este lenguaje que genera realidades. Y el para qué fundamental, en brindarle acceso al sufriente de una visión que pueda articularse con su presente. Y es aquí donde entiendo entra la filosofía en nuestra ayuda. La filosofía, madre de todas las ciencias, es la que nos brinda a través de nuestra capacidad de asombro y curiosidad, el método desde el lado de la razón, la retórica o la lógica de caminos también que nos ayudan a diseñar una visión.
Dicen los entendidos que la psicología abrió un campo desconocido entre la medicina y la filosofía, es por ello que me no me pareció extraño ni casual esta relación entre psicología y filosofía. Hasta me atrevo a ser un poco más audaz y permitirme emparentarlas como hermanas en nuestro acerbo cultural.
Volviendo a mi experiencia en el trabajo de campo, en poblaciones altamente vulnerables y marginales es sorprendentemente grato vivenciar los cambios de 180 grados que puedo testimoniar en la vida de aquellos que pueden receptar nuestra voluntad, saber y corazón.
Como la combinación de Apolo y Dionisio: Apolo aportando la técnica y Dionisio aportando el placer, la pasión en los que tenemos como meta hacer de este mundo un poco mejor. Lo escribo y siento que suena ambicioso, y sí, digo que es ambicioso y soy ambicioso en este objetivo: y aún sabiendo que mi meta es casi una utopía, estoy seguro que si sumamos voluntades, cual gotas de mar, como dijo la Madre Teresa de Calcuta, con cada una de ellas formaremos un mar.
Nuevamente gracias
Marcos Liberatore
http://marcosliberatore.blogspot.com/
hola! somos los alumnos de la licda. Luz Maryssa, le agradecemos por su respuesta,y por el tiempo que tomó para escribirnos, fue inspirador y nos motivo a reflexionar en sus palabras y leer su blog, gracias, que Dios lo bendiga, alumnos de psicología clínica sección A UMG
ResponderEliminarhola Marcos, nos parece muy interesante su amistad con la licda Luz Maryssa, porque a través de ella podemos conocer su trabajo , su vida y lo que ha logrado y su forma de ver lavida.admiramos su trabajo con las personas, son contados los que se interesan por los demás, y que use su experiencia para ayudar. estudiantes de 1er ciclo psicología clínica sección B,que Dios lo bendiga y que siga a delante con sus proyectos y que sus sueños se hagan realidad
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