Conocemos
nuestras emociones gracias a su intromisión en nuestras mentes
conscientes, sea ésta bienvenida o no. Pero las emociones no
evolucionaron como sentimientos conscientes. Evolucionaron como
resultado de especializaciones de la conducta y fisiológicas: respuestas
físicas controladas por el cerebro que permitieron sobrevivir a
organismos antiguos en entornos hostiles y procrear.
Aún cuando se
ha avanzado mucho en materia de definir las emociones, hasta hoy, la
psicología continúa estudiando si alguna reacción en particular
se identifica con una emoción específica. Por ejemplo, si
los escalofríos son una reacción exclusiva del miedo.
Pese a esto, la
mayoría de los especialistas está de acuerdo en trazar una línea
en el conjunto de las emociones humanas y distinguir aquellas que
son primarias (evolutivamente) de las que son secundarias.
Para el célebre
psicólogo Theodore Ribot,
nuestra personalidad envuelve en su profundidad el origen de la
gran trinidad afectiva constituida por el miedo,
la cólera y el deseo: son
los tres instintos nacidos directamente de la vida orgánica:
instinto defensivo,
instinto ofensivo,
instinto nutricio.
Desde este
punto de partida se mantuvieron el miedo y la cólera, y se
agregaron la alegría y la tristeza, cuatro emociones que poseen también los mamíferos superiores,
y quedó entonces conformado un cuadro de cuatro emociones
primarias, con sus respectivas variedad de manifestaciones:
1. Cólera: enojo, mal
genio, atropello, fastidio, molestia, furia, resentimiento,
hostilidad, animadversión, impaciencia, indignación, ira,
irritabilidad, violencia y odio patológico.
2. Alegría: disfrute,
felicidad, alivio, capricho, extravagancia, deleite, dicha,
diversión, estremecimiento, éxtasis, gratificación, orgullo,
placer sensual, satisfacción y manía patológica.
3. Miedo: ansiedad,
desconfianza, fobia, nerviosismo, inquietud, terror, preocupación,
aprehensión, remordimiento, sospecha, pavor y pánico patológico.
4. Tristeza: aflicción,
autocompasión, melancolía, desaliento, desesperanza, pena,
duelo, soledad, depresión y nostalgia.
En 'LA
EXPRESIÓN DE LAS EMOCIONES EN EL HOMBRE Y EN LOS ANIMALES', Charles Darwin planteó
que 'los principales actos de expresión que manifiestan el
hombre y otros animales inferiores son
innatos o heredados, es decir, el individuo no los ha
adquirido'. Como prueba de que las emociones son innatas, señaló
la similitud de las expresiones en
una misma especie y entre diferentes especies. A Darwin le impresionó bastante el hecho de que las
expresiones corporales del hombre que tienen lugar cuando se
producen las emociones, sobre todo las faciales, son las mismas en todo el mundo, con independencia de los orígenes étnicos
o culturales. También indicó que estas mismas expresiones
están presentes en personas que han nacido ciegas y que, por tanto, carecen de la
posibilidad de haber aprendido los movimientos musculares viéndolos
en los demás, y que también están presentes en los niños que
tampoco han tenido mucho tiempo para aprender a imitarlas.
Las emociones primarias suelen estar acompañadas de claros
indicios físicos. Cuando usted está deprimido/a, su cuerpo
se moviliza (o se
desmoviliza) para desconectarse. Y cuando es feliz, su cuerpo
se moviliza para asumir
compromisos y acciones positivas. Se activan determinados músculos
para apoyar ciertas acciones, y su cerebro envía mensajes especiales a sus glándulas endocrinas (que controlan la
producción y la liberación de hormonas) y a su sistema nervioso autónomo (que regula los órganos sobre los
cuales usted no ejerce control voluntario, como el corazón y el
estómago).
Estado emocional o emociones secundarias
Estado emocional o emociones secundarias
Actualmente,
para la mayoría de los autores existen ocho
emociones básicas, de las cuales cuatro son primarias (como ya vimos) y otras cuatro son secundarias.
Las
secundarias, con sus respectivas variedad de manifestaciones, son
éstas:
1. Amor: aceptación, adoración, afinidad,
amabilidad, amor desinteresado, caridad, confianza, devoción,
dedicación, gentileza y amor obsesivo.
2. Sorpresa: asombro,
estupefacción, maravilla y shock.
3. Vergüenza: arrepentimiento, humillación, mortificación, pena,
remordimiento, culpa y vergüenza.
4. Aversión: repulsión,
asco, desdén, desprecio, menosprecio y aberración.
Otros teóricos
consideran emociones básicas a las 8 mencionadas hasta ahora (primarias y secundarias), y
postulan que las emociones
secundarias serían el resultado de fusiones
o mezclas de las más básicas. Izard,
por ejemplo, describe la ansiedad como la combinación del miedo y de dos emociones más,
que pueden ser la culpa, el interés, la vergüenza o la agitación.
Plutchik ha expuesto una de las teorías mejor desarrolladas
sobre la combinación de las emociones. Utiliza un círculo de emociones, análogo al círculo cromático en el que la
mezcla de colores elementales proporciona otros. Cada
emoción básica ocupa un lugar en el círculo. Las
combinaciones compuestas por dos emociones básicas se llaman 'díadas'.
Las compuestas por emociones básicas adyacentes en el círculo se
llaman 'díadas
primarias'; las compuestas por emociones básicas separadas
entre sí por una tercera se llaman 'díadas
secundarias', etc.
En este esquema, el amor es una díada primaria resultante de la mezcla de dos emociones básicas adyacentes: la alegría y la aceptación, mientras que la culpa es una díada secundaria formada por la alegría y el miedo, que están separadas por la aceptación. Cuanta más distancia haya entre dos emociones básicas, menos probable será que se mezclen. Y si dos emociones distantes se mezclan, es probable que surja el conflicto. El miedo y la sorpresa son adyacentes y se combinan directamente para dar lugar a un estado de alarma, pero la alegría y el miedo están separadas entre sí por la aceptación, y su fusión es imperfecta: el conflicto resultante es la fuente de la culpa.
En este esquema, el amor es una díada primaria resultante de la mezcla de dos emociones básicas adyacentes: la alegría y la aceptación, mientras que la culpa es una díada secundaria formada por la alegría y el miedo, que están separadas por la aceptación. Cuanta más distancia haya entre dos emociones básicas, menos probable será que se mezclen. Y si dos emociones distantes se mezclan, es probable que surja el conflicto. El miedo y la sorpresa son adyacentes y se combinan directamente para dar lugar a un estado de alarma, pero la alegría y el miedo están separadas entre sí por la aceptación, y su fusión es imperfecta: el conflicto resultante es la fuente de la culpa.
Tanto las
emociones primarias como las secundarias casi nunca se presentan
aisladas, mas bien son una combinación
de todas las familias de emociones básicas mencionadas. Por
ejemplo, los celos pueden
ser una combinación de
enojo, tristeza y miedo.
Finalmente,
conviene mencionar otra categoría que podría incluir los sentimientos personales que pueden ser de estimación propia o egocéntricos como el orgullo, la vanidad y el narcisismo, contrarios a la
simpatía, el amor o la compasión.
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