A propósito de la adicción.
A menudo nos vemos bombardeados por información, si no errónea, más que
cuestionable acerca de la adicción: que si es una enfermedad, que si las
sustancias psicoactivas son las responsables de su aparición, que la
persona que se convierte en adicta será adicta para el resto de su vida....
Por todo ello, nos hemos propuesto para esta entrada cuestionar todos
estos mitos y proponer una explicación comportamental y multifactorial
(una explicación, si se prefiere, de Campo) del fenómeno de la adicción.
Comencemos por el principio: ¿Qué es adicción?
Aquí nos encontramos con el primer problema, pues aun a día de hoy no
hay una definición de este trastorno comúnmente aceptada.
En nuestros días, es muy común considerar la adicción como una
enfermedad causada por la introducción de una sustancia psicoactiva en
el organismo. Pero en este punto nos surgen dos consideraciones. Por
un lado, si es una enfermedad ¿cuál es el patógeno que la causa? Esto lo
tenemos claro en enfermedades como el SIDA, la Tuberculosis, la
Gripe.... . ¿Y en el caso de la adicción?
El lector avispado pensará que el patógeno pudiera considerarse a la
sustancia psicoactiva. En este caso, se nos ocurre que de todos es
conocido que existen adicciones para todo los gustos: adicción al juego,
adicción a las redes, adicción al deporte, adicción a la comida,
adicción al sexo....¿entonces? Desde aquí no solo no tenemos nada claro
que la adicción sea una enfermedad, sino que cuestionamos esta
concepción entre otras cosas por: 1. ser una afirmación no demostrada y
2. tener serias implicaciones para la persona adicta.
Generalmente, está medianamente consensuado que el término adicción hace referencia a un conjunto de comportamientos consistentes en: un uso compulsivo/repetitivo del objeto o actividad (drogas, móviles, deportes, sexo...), aumento de la dosis -en caso de sustancias- como producto de la tolerancia, dependencia a la sustancia y un uso continuado a pesar de la posible aparición de consecuencias negativas. Posible, porque algunas veces las consecuencias negativas no provienen de la adicción en sí misma sino de los factores que rodean a la misma.
Por tanto, siendo un problema consistente en un uso compulsivo, en aumento de dosis o frecuencia, en un uso continuado y dependencia...queremos reivindicar la adicción no como una enfermedad, sino como un trastorno del comportamiento que se inicia cuando la persona comienza a interaccionar con la sustancia o actividad de forma poco adecuada (consumiendo para rebajar malestares, en varios contextos, con alta frecuencia...) y que se desarrolla de forma similar, esto es, como algo comportamental. Es decir, que el desarrollo de la adicción depende principalmente de lo que la persona haga con esa sustancia o actividad, y no al revés. ¿Ha escuchado el lector la frase "por culpa de las drogas"? Esperamos que, en este punto, hayamos logrado convencerle que es la persona quien usa drogas y no las drogas quienes usan personas.
Desde el plano de la Psicología científica, cobra relevancia no sólo la morfología, la frecuencia, duración o intensidad del comportamiento adictivo sino principalmente la función que cumple el consumo abusivo para la persona que lo realiza. Esto significa que cada caso es único; que cada problema de adicción solo puede analizarse y entenderse teniendo en cuenta la interacción de esa persona única con esa sustancia o actividad concreta, y los factores disposicionales que rodean al consumo.
Por ejemplo, un determinado consumo de drogas puede tener como función el divertirse, el ayudar a relacionarse, el escape de emociones negativas y las condiciones que las generan, el relajarse.... . En cada caso tendrá una o varias funciones que habrá que analizar. Si la persona tiende a repetir el uso de la sustancia con una función determinada, es decir, si cada vez que me encuentro anímicamente mal sistemáticamente me alivio mediante el consumo de esta sustancia, este comportamiento queda absolutamente reforzado y con bastantes probabilidades de ser repetido. Es más, la Psicología ha demostrado que las condiciones estimulares previas (me siento mal por algo) adquieren una función de señal, de luz verde, asociada a consumir que, junto con el refuerzo provocado por éste, tenderá a ser repetido cada vez que aparezcan estados de malestar ya no sólo asociados a la situación original, sino a otras situaciones diferentes pero funcionalmente similares.
Por otro lado, tanto o más importantes son los factores disposicionales que rodean e influyen sobre el consumo. Estos pueden ser factores biológicos (por ejemplo, que por estados de dolor crónico la persona tienda al consumo de opiáceos para calmarse), personales (nos referimos al estilo personal, a las competencias y habilidades de la persona, a su historia de aprendizaje o de interacciones con situaciones similares...), y por supuesto contextuales (elementos culturales -normas y valores- y de ambiente próximo -características de donde se producen las interacciones, elementos del medio....- que pueden facilitar, o no, que se produzca el consumo.
Respecto a lo biológico, no nos gustaría dar a entender que, desde este blog, se rechaza o niega el dicho factor. Nada más lejos de la realidad. Incluso más adelante es probable que dediquemos alguna entrada a lo que acontece en el cerebro cuando se ha desarrollado un trastorno de adicción. Porque, como todo comportamiento, la adicción deja huella en el cerebro. Otra cosa diferente es pensar o afirmar, que la causa de la adicción está en el cerebro cuando las pruebas al respecto son pobres o cuestionables, y cuando existen modelos psicológicos sólidos que han aportado explicaciones rigurosas y que han podido ser comprobadas al respecto.
Pudieran darse casos de déficit neurocognitivos graves que facilitaran una falta de control de impulsos que, a su vez, tuviera incidencia en comportamientos compulsivos. Pero esto es rizar mucho el rizo: seguirían siendo casos muy minoritarios y especiales.
En definitiva, consideramos la adicción como un problema de comportamiento o interacción que está influido por variados factores interrelacionados a su vez entre sí. Reivindicamos, de hecho, la adicción como un problema de comportamiento sujeto a una determinada función para la persona, y no como una enfermedad.
Por último, nos gustaría finalizar esta entrada estableciendo algunas diferencias entre el modelo de aprendizaje o psicológico y el modelo médico o tradicional de enfermedad, y por tanto, las implicaciones que tiene para la persona con un problema de adicción:
1. Según el modelo médico, la adicción es una enfermedad específica. Se es adicto o no se es adicto. Para el modelo de aprendizaje, la adicción se distribuye a lo largo de un continuo, habiendo problemas más graves y menos graves.
2. Para el modelo médico, la adicción es una enfermedad crónica. Para el modelo de aprendizaje, la adicción es una conducta aprendida, influenciada por factores biológicos, psicológicos y sociales. Los mismos principios que explican el consumo problemático son los mismos que explican el consumo no problemático.
3. Para el modelo tradicional de enfermedad, el adicto consume a causa de la pérdida de control y por una atracción irresistible hacia la sustancia. El tratamiento consistiría, por tanto, en la abstinencia. Para el modelo del aprendizaje, la adicción, como conducta aprendida, es susceptible de ser modificada, y entre sus objetivos se encuentra tanto la abstinencia como el consumo moderado.BIBLIOGRAFÍA.
- Fresneda Sánchez, F.J y De Arce Borda, I.: Manual de Bebida Moderada. Madrid 1998.
- Santacreu, J. y Froján M.X: Modelos vigentes en modificación de conducta:
http://es.scribd.com/doc/61055901/Modelos-vigentes-en-Modificacion-de-Conducta-J-Santacreu-y-M-X-Frojan
ENLACES:
- La adicción, ¿Qué es?: http://psicotratamientodedrogas.blogspot.com/2011/09/la-adiccion-que-es.html
- Hablando de adicciones: http://miriamrochadiaz.wordpress.com/2012/01/26/hablando-de-adicciones/
- ¿Qué es la adicción?: http://tematicadelasdrogas.blogspot.com/2008/07/qu-es-la-adiccion.html
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